martes, 15 de diciembre de 2015

HISTORIAS DE MERCADO 13

Cuando le abroché la pulsera notó mis manos frías ¡Caray! Estas helada dijo, un poquito Mireia, respondí sonriendo. Carolina, me llamo, aclaró  riendo mucho. Viajará a su país sin su marido, no consiguió todas las vacaciones me explicó y nos despedimos hasta el siguiente mercado y nos deseamos lo mejor para el próximo año. A los cinco minutos volvieron con chocolate caliente y churros. Mientras sujetaba el vaso caliente, recomponiendo  cuerpo y alma, celebré la feria, los lugares a los que hay que volver.

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Detrás de un mostrador miras a izquierda, frente, derecha y al cielo para ver las nubes. Si estás recogiendo y das la espalda no te crecen unos ojos mágicos en el cogote para saber quién o como se acercan a la mesa .La mujer chocó con mi lado izquierdo, con mi hombro, cómo si se asomara por encima de él a mirar con urgencia, pero si el puesto está vacío, si no hay gente en la calle, a qué viene el tropiezo, me pregunté demasiado tarde.¿ Qué calaña roba a los vendedores ambulantes?