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Señala con el dedo índice y exclama ¡Cuánto me gustaría
tenerlo! Me enseña una moneda de dos euros y me pregunta si le llega. Vuelve al
puesto con una mujer joven que le intenta persuadir. Estos colgantes son muy
bonitos, le dice. Intervengo preguntado si es para regalar o para el, pero
antes de responder la joven rubia le convence, yo le comento que quizá si
ahorra al año que viene lo pueda comprar y si le gustaría trabajar conmigo. Al rato, regresa por un lateral del mostrador y me dice: He tenido una idea, deberías
guardarlo en una caja fuerte hasta el año que viene. Me quedo sin respuesta y
antes de poder articular una palabra se marcha corriendo.
Veo a Ariel entre el grupo de gente, tiene 6 años y un vocabulario
muy rico; viene hacia el puesto medio saltando y me da un besito en la mejilla diciendo:
¡Para que no me olvides! El no sabe que nunca le rozará la indiferencia.
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¡Qué niños tan guapos! Exclamo en pie, detrás del mostrador.
Se parecen a mi hijo pequeño, su padre. Responde despacio, casi silabeando, la
señora. Lleva un moño bajo y la espalda derecha. Yo tengo hijas, me hubiera
gustado tener un varón. Sonrío. Yo tuve 8 hijos, 5 niños y 3 niñas y en el
parto del último, el médico me dijo que no lo mirase tanto, que no tenía hijos
y que a su esposa y a él le haría muy feliz que se lo diese. Escucho con los
ojos muy abiertos .¡Si, hija ,si! . Era muy guapo el bebe, ríe. No señor, crié
a mis 7 niños y criaré a este igualmente.
Los nietos no le sueltan la mano.
Exclamo mirando al muchacho ¡Vaya historia! Y el asiente con la cabeza, los
ojos azules y la boca perfecta de su padre, al que ofrecieron otra vida al poco
de nacer.
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Se queda el puesto vacío y la señora doña me dice que tengo
mucho arte. La he visto reparar en varios artículos y la he querido dejar para
el final. Tu si que tienes arte, la piropeo, ¡vas ideal! Observo que lleva las
uñas pintadas del mismo color que el estampado del traje y el peinado con un
pelin de exceso de laca que no menciono .Uy! Tengo q perder de aquí, señalando
el estomago. Si adelgazas no tendrás la cara que ahora tienes. Eso es verdad,
me responde coqueta. Tengo muchos años y he tenido negocio propio. Enviudé a
los 50 y a los 60 me volví a casar. Mi hijo ha vuelto a casa a sus 40 años y
los nietos creo que son para sus madres. La vida da muchas vueltas, ya lo
sabrás. Y ahí quedo yo, como si me hubieran bendecido en lengua de verdad verdadera.
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