“Mi profesor de psicología me dijo que un investigador, el doctor Grossenbacher, estaba buscando personas para ayudar en el estudio de los sinestésicos y yo le pregunté: ‘¿Qué son los sinestésicos?’. Él contestó: ‘Personas que piensan que el cinco es amarillo’. Yo dije: ‘No, el cinco es verde‘“. Carol Crane (sinestésica), le dieron el trabajo.
Las personas que poseen el peculiar don de la sinestesia ven sonidos, huelen los colores y saborean las formas. Los neurocientíficos piensan que ellos representan una ventana hacia el misterio fundamental de la conciencia humana.
Simon BaronCohen, psicólogo de la Universidad de Cambridge, estima que una de cada 2.000 personas es sinestésica y vive con un sentido empujando al otro. Se sabe poco sobre las causas, pero las sensaciones que experimenta un sinestésico son reales. “Hemos descartado que estas personas estén fantaseando”, dice Baron-Cohen.
La sinestesia -del griego syn, junto, y aisthesis, sensación- generó una ola de interés científico y popular a principios del siglo. A medida que los investigadores examinan, estimulan y evalúan el fenómeno se quedan más impresionados. “Tendemos a suponer que la realidad es igual para todos”, señala Peter Grossenbacher, asociado de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EE.UU., el más importante investigador norteamericano de la sinestesia. “La sinestesia nos muestra que las personas que nos rodean pueden tener una experiencia diferente del mundo”.
No sólo diferente sino mejor piensan muchos sinestésicos. “Para mí es como si ustedes vieran el mundo en blanco y negro”, expresa Carol Steen, una artista de Nueva York, para quien las letras, los números, los sonidos y los dolores le evocan una variedad de colores. “Yo lo veo en color”. Patricia Duffy, instructora de idiomas de Naciones Unidas, quien siente el color ante letras o números, o al pensar en unidades de tiempo como las horas y los días, coincide enfáticamente. “La sinestesia es maravillosa”, comenta. “Perderla sería desagradable, como perder uno de los sentidos”.
A pesar del placer que producen las percepciones de colores, un sentimiento de tristeza y aislamiento subyace en la vida de un sinestésico. En un ensayo conmovedor colocado en una página Web sobre sinestesia, Duffy escribe, “En la vida mucho depende de la pregunta ‘¿Ves lo que yo veo?’ Esta, la más básica de las preguntas, une a los seres humanos socialmente… tener percepciones sin corroborar puede hacer que uno se sienta extrañamente solo en el mundo… abandonado en mi propia isla privada de ‘p’ amarillo pálido, jueves turquesa y ‘v’ color vino”.
Párrafos extraídos del artículo “Do You See What They See?” de la revista Discover.
1 comentario:
Me llevo este articulo, esta genial, pongo un link a tu blog. Gracias por la informacion, es un tema interesante.
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