lunes, 26 de octubre de 2009

sin adornos

o eso he entendido yo q decía mi amigo de la manera de escribir de Roberto Malo, y además se le ocurren unas historias geniales, también ha dicho, y yo, despues de superar la densidad de algunas confidencias ,he ido en busca de...
...mujer blanca dolidita busca un buen escritor y cuentero .


VEO POR TI
(relato de Roberto Malo)
Una pantalla en negro, un cielo nocturno sin estrellas. Eso es lo que veo normalmente. Nada. Absolutamente nada. Soy ciego, como ya se habrán imaginado. Pero... no siempre. A veces, unas pocas veces, veo. Veo todo lo que me rodea. Cuando me rodea... una mujer.Éste soy yo, vendiendo cupones. Siempre en la misma esquina. A veces me siento como una puta que comercia con su suerte. No obstante, no me quejo. Es un buen trabajo y me gusta.Soy ciego desde los diez años, a causa de un estúpido accidente. Sin embargo, no se puede decir que no haya visto nada desde entonces. He visto muchas cosas después, muchísimas. Todo empezó hace unos años, con mi primera experiencia sexual con una mujer.Debo decir que por aquel entonces conocía cada vena y cada centímetro de mi polla a la perfección. Me masturbaba con frecuencia, y me gustaba mucho... pero esto no me hacía ver. Había descubierto mi sexualidad, pero seguía en la oscuridad; seguía siendo ciego, completamente ciego.Pero un buen día, en una fiesta de unos amigos, conocí a Laura. Laura era una chica muy curiosa; demasiado curiosa a decir verdad. Luego me enteré de que le encantaba estrenar a chicos vírgenes. Y yo supongo que lo llevaba escrito en la frente; encima de mis gafas negras. No tardó en sentarse a mi lado.
-Eres muy guapo, ¿sabes?
-¿Para ser ciego?
-No, en serio. Eres muuuy guapo.
-Gracias.
-¿Te puedo preguntar algo?
-Claro.
-¿Eres virgen?
-¿Qué...? ¿Por qué lo preguntas?
-Pura curiosidad.
-Bueno..., pues sí.
-¿Sííí?
-¿Te alegras?
-No sabes cuánto. Oye, ¿vamos a mi cuarto?
-Vale.
Me tomó de la mano y me guió por un largo pasillo hasta entrar en una habitación que olía a lavanda. Cerró la puerta y la música de la fiesta dejó de oírse.-Me gustas –susurró-. ¿Quieres tocarme?La toqué, por supuesto. Mis manos volaron sobre ella. Tenía el pelo corto, casi como un chico, y era algo más baja que yo. Los dos estábamos de pie; yo recorriéndola con mis manos; ella dejándose explorar. Tenía un cuello largo y tibio, unos hombros anchos, una cintura pronunciada y unas caderas rotundas. Estaba como un tren, y yo cada vez más excitado. Le toqué suavemente sus pechos firmes a través del jersey de lana (no llevaba sujetador) y llevé mis manos a su rostro. Tenía una nariz pequeña, unas pestañas largas y finas y unas mejillas algo angulosas. Su piel era maravillosamente suave; daba gusto recorrerla. Su labios eran pequeños y duros; al palparlos ella sacó su lengua y me chupó dos dedos. Retiré la mano, sorprendido y ruborizado.
-Me estás poniendo como una moto –susurró ella.
-No era mi...
-Calla –me cortó, posando su dedo índice en mis labios.Cuando retiró su dedo, su lugar lo ocupó su boca. Abrí la mía y nuestras lenguas se buscaron. Su lengua tenía un regusto de nicotina; aunque yo no fumo, me supo sin embargo a gloria bendita. Mis manos se posaron en su cintura y se deslizaron por la falda, palpando las curvas de sus nalgas. Buen culo, sí señor. De pronto, ella separó sus labios de los míos y me empujó levemente por los hombros. Yo perdí el equilibrio y caí hacia atrás.
-¡Eh...! –atiné aterrado, cayendo sobre el colchón de una cama.
-Perdón –se disculpó ella-. Qué burra soy..
.-No, no. No importa –sonreí forzadamente. Menudo susto me había dado.
-Intentaré que olvides mi torpeza innata –se excusó ella, y me desabotonó de un golpe la bragueta de mi pantalón vaquero. La cremallera la bajó poco a poco (mi pene erecto ejercía buena presión). Después, como si ella lo hiciera todos los días, me bajó los calzoncillos y tomó mi polla erecta con su mano derecha. Tragué saliva. Ella tragó otra cosa. De pronto mi polla estaba dentro de su boca. Su lengua bailaba sobre mi glande. Suspiré profundamente. Esta chica me convenía, sin duda. Pero entonces mi cabeza estalló. Un resplandor blanco me golpeó de lleno, rompiendo en pedazos el velo de mi oscuridad. Y vi. Por primera vez en muchos años. Al principio, formas difusas. Después, poco a poco, mis ojos recién estrenados se habituaron a los colores y las formas. Distinguí a Laura, chupando mi polla con cara de verdadera concentración. Me pareció realmente preciosa. ¡La veía! ¡La estaba viendo! ¿Cómo era posible? ¿Cómo?
-Veo... –acerté a decir.Ella creo que ni me escuchó. Siguió a la suyo, chupándome con destreza y dedicación.
-Te veo... –susurré.

...sigue en http://robertomalo.blogspot.com/2009/09/veo-por-ti.html

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