Conocí a un argentino que cumplió su promesa y me ofreció
un torrente de sangre fluyendo en mi homenaje ,
no sé por qué lo recuerdo ahora,
remarcar su origen solo es entendible para quien,
cómo yo , dota al origen de esencias principales en el guiso.
Que me pudo hacer otra promesa, o esa misma ,un señor de Valencia,
no es el caso, un argentino cumpliendo su presagio es mucho ,
o cuando menos, otra cosa.
Se me ha olvidado el recado que tenía para mis nietos,
esta noche de confidencias y ternasco asado ,
algo me han dicho sobre lo que yo era
y prometí recordárselo a mis descendientes
Recuerdo
que me metió la lengua y repasó mi boca ,
que retuvo mis labios y yo los suyos,
que le mordí queriéndole comer , nunca
te dije todo, confesó .
Yo, casi todo; me reservé
lo del argentino para que no te ofendieran
los veinticuatro centímetros que yo decía
extensión del pericarpio .
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