lunes, 2 de agosto de 2010

¿Pareciese que me enamoró Paris?

Nada más lejos, ni me enamoró la ciudad ni humano alguno. Han sido unos días austeros, económicamente hablando. Me hubiera gustado sentarme frente a una estación de metro , cámara en mano , o en ojo, según se mire, y llevarme muchos rostros con los que me crucé, inventarme sus historias y leer en sus arrugas, eso es lo que más me hubiera gustado, aunque no me hubiera importado beber champagne en el Lido o comer en el Maxims ,regresar al cabo del día a aquel hotel de Tunez ,con alfombras maravillosas y camas sin frontera en vez de la habitación de cuarto piso con ventanas a posibles apariciones de Touluse Lautrec . Si Paris tuviera mar no habría quien lo aguantara .
Escribí: Los humanos del BUS TURISTICO son distintos a los viajeros del metro.
En el subsuelo encontré a los jóvenes gemelos ciegos , el bajito lobezno negro , la china telequinésica que erró en su intento de mover un tiket del suelo en 5 paradas,la negra mundial, cada pecho era un mundo , y su culo otro mundo , y los muslos globos terráqueos ,un anuncio de Loewe hecho 1’80 de carne mortal ,un cura ruso de coleta roja hasta media espalda y en el autobús niños impertinentes con orejas de Mickey y padres con cuellos coloraos



1 comentario:

Fernando dijo...

para mi París...siempre...besos