lunes, 27 de octubre de 2014

HISTORIAS DE MERCADO

HISTORIAS DE MERCADO

I.Las hebillas en mi país dan suerte , dijo.No lo sabía, contesté y seguí anudando en su cuello un collar . Sonreí y le acerqué el espejo, ella también sonrió . Le probé otro collar en tonos ámbar con el mismo resultado y es que su piel de color caramelo era perfecta .
Él empezó a decir que también trabaja con las manos, que manejaba piezas grandes , más grandes que esto, señalando mi mesa;yo no entiendo que aquellas manos pudieran hacer cosas mejores que acariciar a esa mujer .Ella ladeó la cabeza y me deseó un buen día.
Ese arrogante no merecía tanta belleza .


HISTORIAS DE MERCADO 2

Laura me dijo que tenía muchos botones, lo dijo sin levantar la voz y sin palmearse la pierna como escucho a decenas de viejas cuando pasan por el puesto. Si me traes botones te regalo un reloj , no por Dios, sonrió. Al día siguiente volvió con una bolsa y le dije q lo eligiera; no me tienes q dar nada, insistió, entonces no puedo aceptar tus botones, repliqué.
Me contó que se había prejubilado después de 40 años en la empresa y que la despedida no había sido como pensó.
Mencionó también que iba a dar una vuelta por el mercado aunque realmente sonaba a dar la vuelta al mundo .


HISTORIAS DE MERCADO 3

Cruzaron los tres la plaza con dirección al puesto. Enfrente del mostrador ,el de gabardina clara dijo: es un puesto de bisutería , un puesto pequeño,dime más .dijo el que sujetaba al perro, son collares hechos con botones ,contó ;¡qué original! respondió y el labrador retriever me guiñó un ojo.


HISTORIAS DE MERCADO 4
-No tienes botones de nacar
-Si, si tengo.
-No, los botones de nacar son otra cosa
-Bueno, pues lo que tu digas.
Al minuto ,descolgué un collar en tonos marfil hecho con botones que mi amiga Sagrario me había regalado y le dije: ves, si que los tengo , mira qué bonitos, sonreí y en voz baja masculló algo que no entendí .
-Yo tengo muchos botones.
-Yo te cambio botones por un reloj,no vale traer 10 o 12 ,reí.
Tardó en volver ,cruzó la plaza zarandeando  la bolsa a paso militar , la dejó en el mostrador .
-No te he traído los dificilesdecoser porque he visto que de esos tampoco tienes.
-Si, también los utilizo. y le enseñé el último que había terminado.
-Tus relojes no me van a valer porque tengo el brazo muy grande.
-Bueno, probemos ,aunque me has traído pocos botones yo te he ofrecido el reloj y así lo cumplo
Señaló uno con la esfera azul que estaba parado. Le quedaba perfecto.
-Pero no pareces muy conforme ,oye ,que los botones sabes que cuestan muy caros .
Mientras atendí a una joven se marchó casi malhumorada . El puñadito de botones que me trajo luego imaginé que lo había seleccionado cuidadosamente entre esa gran cantidad que me dijo tener,ninguno de esos preciosos que me explicó que guardaba de abrigos y chaquetas ,ninguno plateado con escudo que parecen de plata que había descrito y tres doraditos ,eso si , que marcó muy bien porque casi eran de oro.
Se fué con el reloj en la muñeca ,a pasos grandes ,por donde había venido, exactamente por el mismo camino ,aunque cerré los ojos en cuanto se giró .

HISTORIAS DE MERCADO 5
El café costaba 1€10 y el joven pagaba con dos botones que dejaba encima de la barra del bar .
Mi vecina de feria me contó como luego la madre del muchacho, abrumada, describía de que manera habían quedado los trajes del marido ¡Ya no sé qué hacer!¿Cuánto les debo? Recorría la madre el barrio y recuperaba algunos botonesmoneda.
Cuqui tiene una risa contagiosa y unas manos extraordinarias, en Cuba daba clase a niños disminuidos psíquicos y aquí ha forrado de madera su furgoneta , se ha inventado la cama y la cocina y cuenta historias estupendas a la vez que hace colgantes con cuentas africanas.

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