lunes, 26 de junio de 2017

HdM 36 Gitano canastero

Quien te ha enseñado a trabajar el mimbre le pregunto, se moja los labios y me dice que antes de nacer ya estaba con cestos .Mi madre embarazada trabaja en su silla y bien me apoyaba en la cesta o la cesta en mí, se ríe. Es el segundo día de mercado y la cosa no va bien, cómo haces para no perder el ánimo ,conversamos .¿Tú sabes hacer otra cosa? Yo, poco más, le respondo. Pues entonces ¡calma! ¿Esa es la palabra? Insisto, y repite, esa, mientras se acerca a una clienta. Aquilino aparta una caracolera debajo de la mesa y vuelve a nuestra charla .¿Qué te apuestas a que no vuelve? Si volverá sí, me dice tranquilo. Yo pago los cafés bromeo. Cuando la mujer vuelve y paga su compra, el cestero hace sonar unas monedas y sonríe complacido. ¿Cómo lo sabes? Exclamo. Se sabe mujer, se sabe y los ojos se le achinan divertido. No sé si le parezco  tonta, a mí, conocerle, me parece lo mejor del fin de semana, y le doy coba y me gustaría que siguiera contando cosas. Hoy no se ha afeitado, porta un sombrerito muy llevado y una camisa muy blanca .Si estuviera mi mujer te reirías mucho con ella, esa consiente lo justo a las clientas. Es que las hay tremendas, puntualizo.
Un grupo de señoras le pregunta por las caracoleras, que para que sirven y qué precio tienen. Sirven para guardar cosas, caracoles, patatas, responde, una de ellas bromea que para encerrar culebras y que ella tiene varias con flores en la entrada de su casa, marchan riendo y mi vecino que ha aguantado inmutable, tira su sombrero al suelo y resopla, reímos tan fuerte que me da flato ¡Ay! Ya no me siento tonta, somos cómplices. Antes de terminar la mañana se acerca con una cesta en la mano y le pregunta a mi hija si le gusta, Cristina le dice que es muy chula ¿Es para ir a por setas? O para guardar productos de baño, nos aclara .Toma, para ti .Y nosotras le regalamos un detalle para su esposa que le espera con la comida preparada y cuenta que atiende con desparpajo a la clientela, así, un poco como tú, explica.

Buena suerte vecino, me despido. Esta tarde no vendré, tenemos comida familiar me cuenta .
Yo lavaré hoy las telas y las lonas  porque ayer tuve la mala suerte de mojarme hasta el tobillo y el gusto de conocer a un gitano canastero que me alivió la faena.

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