viernes, 13 de febrero de 2009

Como una tea, por Gabriela Carobo

Cuando te mueres
haciendo el amor
y te dejas resbalar callada
(brazos en cruz como una atea)
en el estruendo de las gradas que bajan a la sala
y haces saltar la puerta de un nalgazo
con los ojos en blanco y las ojeras como un bolso de cuero Cardin
sales
impasible
con una levitación planeada pero de buen gusto
esforzándote por elevarse apenas lo suficiente
para no pegar con el techo de los colectivos
ni asustar a los gorriones que picotean gusanitos en el parque Darién
Después superas los quioscos,
los monumentos cagados por las palomas
el humo,
(toses un poquito pero te ríes pues estas muerta)
y poco a poco te elevas hasta llegar al cielo
donde dios no te deja entrar
pues no hablas ingles
y para colmo,
por morir fornicando
y sin peinarte
luces feliz
como una verdadera puta.


Poema de viernes

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