Miércoles 26 (Enero, 1916)
¿Qué he hecho hoy? Nada, nada y nada. No he pensado en Vicente ni en mis hijas; he estado embrutecida, tendida sobre la cama, mirando el techo, con la mente vacía...
Me vengo a charlar con mi confidente creyendo despertar la imaginación pero en vano. No puedo desarrollar una idea y mi estado físico es el de un animal rendido de caminar.
Un diario me impuso de mi madre, que está muy enferma. Esta noticia no me ha inmutado, como si se tratara de una extraña. Estoy perdiendo un poco el corazón y la sensibilidad.
No tengo sueño pero me voy a la cama; antes destaparé mi última botella de cognac para dormir siquiera.
Vida imbécil de animal degenerada, infame! ¡Me está perdiendo todas mis energías, aquí toda mi alma! Vamos emborrachándonos hasta adquirir otro vicio, y después morir.
Viernes 28. Enero (1916)
Las mujeres somos vehementes, y por eso inconstantes.
El hombre es mil veces mejor organizado; ellos esperan... Cuando un ser femenino desea una cosa vive, agoniza, muere por conseguirla! Y en su cabeza no hay otro pensamiento. Cuando lo consiguen vienen casi inmediatamente el hastío y el desencanto! Nosotras somos locas insaciables de ideales, y uno tras otro, sin descanso ni tregua hasta que la vejez pone término al fuego de la imaginación y de la fantasía...
¿Qué he hecho hoy? Nada, nada y nada. No he pensado en Vicente ni en mis hijas; he estado embrutecida, tendida sobre la cama, mirando el techo, con la mente vacía...
Me vengo a charlar con mi confidente creyendo despertar la imaginación pero en vano. No puedo desarrollar una idea y mi estado físico es el de un animal rendido de caminar.
Un diario me impuso de mi madre, que está muy enferma. Esta noticia no me ha inmutado, como si se tratara de una extraña. Estoy perdiendo un poco el corazón y la sensibilidad.
No tengo sueño pero me voy a la cama; antes destaparé mi última botella de cognac para dormir siquiera.
Vida imbécil de animal degenerada, infame! ¡Me está perdiendo todas mis energías, aquí toda mi alma! Vamos emborrachándonos hasta adquirir otro vicio, y después morir.
Viernes 28. Enero (1916)
Las mujeres somos vehementes, y por eso inconstantes.
El hombre es mil veces mejor organizado; ellos esperan... Cuando un ser femenino desea una cosa vive, agoniza, muere por conseguirla! Y en su cabeza no hay otro pensamiento. Cuando lo consiguen vienen casi inmediatamente el hastío y el desencanto! Nosotras somos locas insaciables de ideales, y uno tras otro, sin descanso ni tregua hasta que la vejez pone término al fuego de la imaginación y de la fantasía...
1 comentario:
Como los sedientos quieren el agua, así yo ansío que mi oído escuche una voz prometiéndome dulzuras arrobadoras; ansío que una manita infantil se pose sobre mis párpados cansados de velar y serene mi espíritu rebelde; aventurero.
Así desearía yo morir, como la luz de la lámpara sobre las cosas, esparcida en sombras suaves y temblorosas.
t.w.m, de: "Inquietudes sentimentales"
norberto
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