lunes, 1 de febrero de 2010

NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS NI ROBARÁS

Persecución de Lovecraft *

Llevaba el libro apretado bajo el abrigo,
Escondiéndolo como podía en semejante lugar,
Mientras apretaba el paso por las viejas calles del puerto
Volviendo con recelo la cabeza a cada instante.
Ventanas sombrías y furtivas de tambaleantes casas de ladrillo
Espiaban extrañamente mi paso apresurado,
Y al pensar en la que cobijaban ansié violentamente
Una visión redentora de puro cielo azul.

Nadie me había visto cogerlo... y sin embargo
Una risa hueca seguía resonando en mi aturdida cabeza,
Dejándome adivinar qué mundos nocturnos de maldad
Acechaban en aquel volumen que había codiciado.
El camino se me hacía extraño, los muros demenciales...
Y a mi espalda, en la distancia, se oían pasos invisibles.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt


*("decía Lovecraft en algún sitio, más o menos, que los gatos cuando se sientan, en esa postura como de figura de porcelana, cercanos a la lumbre, completamente inmóviles, realizan un viaje astral a la cara oculta de la luna, donde se reunen todos los gatos existentes para conferenciar" , lástima q Lovecraft fuera pronazi )

6 comentarios:

el afiliao dijo...

No comparto tu lastima por el pro nazismo de Lovecraft. No veo a un idealista pro marxista concibiendo esos submundos oscuros e inquietantes. Para bien o para mal cada cultura tiene su arte y hay artes de esas culturas que se solapan y podrían pertenecer a cualquiera. Para mi eso no es una lástima es, constatar que la necesidad artística no es patrimonio de ninguna cultura clase o ideología. Y en cuanto a eso de los gatos y Hécate (la cara oculta de la Luna) es verdad allí nos reunimos todos.
el afiliao

Ángel Sobreviela dijo...

Lovecraft, para la historia literaria estadounidense, debe ser considerado como un "caso", patológico incluso... Lo que demuestra su necesidad absoluta.

Era necesario, aunque pueda disgustar, que EEUU tras salir de su optimista, racional y confiado siglo XIX, recibiera un rotundo desmentido en sus aspiraciones y en la visión relajada que tenía de sí mismo.
Y a fin de cuentas, la misión de un artífice de horrores escritos es "disgustar" en más de un sentido.
Saludos, Isabel. Te sigo...

Unknown dijo...

Ay!Las norteamericasdelnorte...

Mi memoria es así de selectiva, sólo reconoce a la generación BEAT, bueno también a SHARON OLDS y hoy ...
a ningún yankee más
Mañana...


(Saludos , en vez de besos para q no se enfaden ellas.)

norberto dijo...

Don Ángel, no tengo el gusto de conocerle, me encanta su invocación al gran principio: ¡la Necesidad! Cuando un autor es blasonado con esta divisa cualquiera de sus posibles inclinaciones, por repugnantes que nos parezcan, son asumibles. Howard Phillips es un caso típico, se le perdona lo capullo que fue por lo bueno buenísimo de su obra. Pero no estoy en la causa por usted esgrimida: el necesario revulsivo. Es más, contemplar la cultura como un entramado sociológico me parece una manera teleológica de explicación de la Necesidad. El artista crece no por respuesta, crece porque si. Es fruto del devenir de la combinación. De lo azaroso, de la necesidad de movimiento.
Un saludo
Norberto.
p.d. me encanta disgutir

Ángel Sobreviela dijo...

Es verdad, Norberto, que la literatura no debe considerar como una de sus condiciones lo revulsivo. ¿Dónde quedarían los que sinceramente apostaron por el establecimiento cultural de una dirección definida desde el poder? Virgilio, sin ir más lejos.
Pero los ciclos culturales (tomados a gran escala) precisan el enderezamiento de los trazos torcidos.
Ahora vendría la definición de lo "torcido", motivo para un post (o un blog entero), y no para un comentario.
¡Saludos!

norberto dijo...

¡Par diez, Don Ángel! ¡Usted sabe entrar al envite! En esta entrada me lo pone muy, pero que muy difícil elegir el sendero a tomar. Pero mis neuronas, muy independientes entre ellas, se han quedado deliciosamente absortas al contemplar esta frase “tomados a gran escala”. En la fenomenología la escala, a mi me gusta más: resolución, es la barita mágica con lo que se puede disimular muchos detalles. En nuestro caso la escala con la que observemos el fenómeno nos pone delante una panoplia de argumentos sobre la literatura americana de inicios del xx. Sin dejar de estar emocionalmente con usted, sigo teniendo mis dudas con respecto a sus conclusiones. ¡Qué lástima no poder seguir! No obstante, gracias por su saber jugar. No pierdo la esperanza que el aforismo musulmán de “las montañas no se juntan, los hombres si” sea verdad.
Un sincero abrazo
Norberto