Nadie a quien odiar excepto el delgado pez de la memoria
que se desliza dentro y fuera de mi cerebro.
Nadie a quien odiar excepto el áspero contacto de mi camisón
que roza mi cuerpo igual que una luz que se ha apagado.
Recuerda el beso que inventamos,lenguas como poemas,
reuniéndose, regresando,invitando, provocando una fiebre de necesidad."
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