Con libros en las manos Por: Juan Cruz| 22 de febrero de 2012
La decisión de los estudiantes de Valencia de ir a sus manifestaciones de protesta con libros en las manos es mucho más que un argumento contra las armas que utilizaron contra ellos los días anteriores policías brutales que no controlaron el alcance de las órdenes que habían recibido, o que simplemente consideraron que todo el monte es orégano.
Lo cierto es que ahí estaba el libro, como símbolo de siglos de lucha de la palabra contra la fuerza; y estaba, en este caso, el libro de papel, pues aparte de otras consideraciones tecnológicas relacionadas con su porvenir el libro es como una bandera, como un póster, como una antorcha que luce en la oscuridad de las manifestaciones del hombre desde que éste empezó a decir que duda de la autoridad, de su propia identidad, de las órdenes que recibe, etcétera.
El libro es mucho más que un conjunto de palabras o historias, es en sí mismo un argumento, y que los chicos valencianos lo hayan elevado de esta manera a nivel de símbolo expresa muy bien el ámbito de su protesta, que es mucho más abierto y generoso que los argumentos de los que los acusan de ser unos revoltosos animados por unos radicales.
Viva el libro, pues, y vivan las manos de los que los portan.
Lo cierto es que ahí estaba el libro, como símbolo de siglos de lucha de la palabra contra la fuerza; y estaba, en este caso, el libro de papel, pues aparte de otras consideraciones tecnológicas relacionadas con su porvenir el libro es como una bandera, como un póster, como una antorcha que luce en la oscuridad de las manifestaciones del hombre desde que éste empezó a decir que duda de la autoridad, de su propia identidad, de las órdenes que recibe, etcétera.
El libro es mucho más que un conjunto de palabras o historias, es en sí mismo un argumento, y que los chicos valencianos lo hayan elevado de esta manera a nivel de símbolo expresa muy bien el ámbito de su protesta, que es mucho más abierto y generoso que los argumentos de los que los acusan de ser unos revoltosos animados por unos radicales.
Viva el libro, pues, y vivan las manos de los que los portan.
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