domingo, 10 de enero de 2010

Quereme o Dulce de Leche ,una receta de CLAUDIA BOTERO para cocineros amorosos




Cuando se ha cortado la leche, ya sea que quien ordeñó ese día no disponía de buen ánimo en la madrugada, en la hora del ordeño, ya sea que por azar o no a la leche le han caído dos lágrimas de lo que es tu desamor, ya sea que no sabes bien siquiera que es lo que le pasa a ella, a la leche, que se ha cortado de tal manera que es imposible prepararla para el café del desayuno, con los cereales o para el cuajo, es tiempo de cocinar el dulce que se llama Quereme. El efecto es el mismo de su nombre y sería bueno dárselo por este mismo motivo a aquel que resiste a amarte.

Entonces ese día cuando te levantas desanimada, triste, te sientes sola y tu cama la noche anterior se ha hecho tan grande, tan grande, que piensas necesario un catalejo para mirarle los confines. Ese es día de preparar el “Quereme”. Necesitarás poner a tibiar la leche y, si fuese necesario, agregarle dos gotas de limón, si tus dos lágrimas no hubiesen sido suficientes para que se mostrase contada y justo en el punto necesario para el dulce. También podrás llorar un ratito más tu tristeza simple y llana al lado de la vasija que la contiene, seguramente el dulce saldrá de esta manera de un sabor más intenso y acentuado.

En tres litros de tu maravillosa leche cortada poner panela negra, oscura y dulce como tu dolor, astillas de canela y los clavos de olor representarán como espejo el aroma de tu piel que espera. Siendo más o menos lo que sientes en el corazón, harás la receta según las proporciones para alimentar a aquel que amas. Y luego en la cocción, en fuego lento, te darás cuenta cómo lo blanco cambia al carmelita, como se entibia la razón del otro cuando prueba el dulce que has preparado. Igualmente se van haciendo unas preciosas perlitas de la leche cortada que quieren ser perla grande en tanto aumenta el calor y el asunto hierve como sangre.

Si quieres, permites que sea una sola redondez la que contenga todo el dulce y para tal caso, desecharás el suero que haya quedado muy al final, cuando todas las perlas hayan formado la perla gigante. Pero prefiero pequeñas perlas, para que ese que amo y no me ama no deba usar sus dientes mientras come el Quereme. Que use sólo su lengua y paladar para degustar mi amor me parece de mejor impresión.

Se llama este dulce igualmente Miel me Sabe o Bien me Sabe, pero su naturaleza es la de “Quereme” como ya mencioné.

CLAUDIA BOTERO http://poeticaculinaria.blogspot.com/

1 comentario:

Alberto dijo...

Y encuentro en uno de mis libros de recetas este fragmento de Manuel Vázquez Montalbán:

"Cumplido el disfrute del bienmesabe se comprobará, irremisiblemente, que las nuevas prácticas amorosas son más plácidas y tiernas, menos agresivas, dotadas de ese suave toque de desarme que aplica el amor verdadero. Se corre el riesgo, en cambio, de que el amor perdure y plantee exigencias de relaciones estables, atribuibles sin la menor duda albienmesabe. Los que no quieran correr este riesgo, que sustituyan esta nostálgica repostería por el pestiño, que está igualmente bueno y es dulce en sí mismo y desde sí mismo, pero menos sentimental."