Después de aquel beso me quedé pensando en cómo ese pedazo tan pequeño de uno podía conectar con el resto y con pedazos del otro y no hallé vehículo conductor.
Analizando el medio y los enteros, caí en los inicios, y que si bien era pedazo pequeño ,ocurría que eran dos ,que nunca la soledad ,ni de lengua, pudiera tanto .No es mi lengua o la otra la conseguidora de algo ,son las lenguas viceversas ,que como su categoría indica, reciproquean en humedad y calentura logrando el lúbrico instante o morreo.
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