viernes, 5 de noviembre de 2010

pq ayer fue jueves : CANDY WARHOL C/Bolonia 28

"Sucede que la poesía hay que leerla y eso es cosa de pocos. Hay que verla
sobre el papel al que está destinada, porque hace ya mucho tiempo que no
tiene otra canción que la interna, ni otra voz que la imaginada. Como ningún
otro género literario reclama la atención exclusiva y posiblemente la soledad
de quien lee. En esta extraña manía de los hombres por confiar sus cavilacio-
nes a renglones cortos subsisten muchos atavismos y se abrevian muchos hechos de cultura. Todos ellos surgen de los versos buenos y algunas veces hasta
de los malos: la recurrencia del ritmo que en un día lejano nació quizá del
ritmo del trabajo mecánico o de la imitación del ritmo de la naturaleza; la invocación propiciatoria a las gracias del mundo —el sol, la luna, el agua del
río, la piel desnuda del ser deseado— y la elegía desesperada por las pérdidas;
la voz y su correlato más hermoso, el silencio, que la tipografía sabe representar
en insondables blancos; el sentido prístino de verso —que significa volver
sobre algo— que algunos poetas —Guillén, por ejemplo— subrayan con la
mayúscula inicial de cada renglón... Sólo en el libro está la disposición del
poema en el conjunto del poemario, la dedicatoria que añade complicidad al
significado o el lema que inserta significado en significado.
De una novela se puede dar idea cabal con la exposición de su trama. De
una comedia sobreviven las réplicas felices o ingeniosas (el Don Juan Tenorio
de Zorrilla es un almacén de citas). El poema difícilmente soporta otra representación que su integridad. ¿Qué se puede hacer en favor de criaturas tan exigentes y delicadas? Leerlas, repito. Y en su defecto, hablar de ellas como
intenta generosamente Poesía en el Campus.
JOSÉ-CARLOS MAINER
Curso 93-94 POESÍA EN EL CAMPUS

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